Las tarjetas revolving se presentan como una solución cómoda para quienes desean aplazar pagos y controlar su liquidez mes a mes, pero ¿es todo fantástico?
Las tarjetas revolving se presentan como una solución cómoda para quienes desean aplazar pagos y controlar su liquidez mes a mes. Sin embargo, tras esa apariencia de flexibilidad, se esconden intereses desorbitados y condiciones poco transparentes que pueden derivar en deudas eternas. En este reportaje, abordamos qué son, cuándo pueden ser útiles y en qué momento se convierten en una trampa financiera. Para su elaboración, hemos contado con el asesoramiento de los expertos de Heras Sasot Abogados.
¿Qué es una tarjeta revolving?
A diferencia de las tarjetas de crédito convencionales, en las tarjetas revolving el cliente no paga el total gastado a final de mes, sino una cuota fija o un porcentaje de la deuda pendiente. Lo que parece una ventaja —pagar poco cada mes— implica que la deuda se renueva constantemente, y lo que no se paga, genera intereses muy altos, a menudo superiores al 20% TAE.
Esta modalidad ha sido duramente cuestionada en los últimos años por la falta de información clara al consumidor y los intereses usurarios en muchos de estos contratos. De hecho, el Tribunal Supremo español ha declarado abusivos aquellos casos en los que no se ha informado de forma transparente sobre el coste real del crédito.
¿Cuándo pueden ser útiles?
Las tarjetas revolving pueden resultar beneficiosas solo en situaciones puntuales, cuando se necesita financiación a muy corto plazo y se es consciente del coste. Si se utilizan con responsabilidad y se amortiza el crédito lo antes posible, pueden dar cierta flexibilidad financiera.
No obstante, según nos explican desde Heras Sasot Abogados, el problema es que muchos usuarios desconocen cómo se calculan los intereses, la TAE real o cuánto tiempo tardarán en saldar la deuda. En muchos casos, se paga durante años sin reducir apenas el capital prestado.
El lado oscuro: intereses abusivos y falta de transparencia
La gran mayoría de afectados por tarjetas revolving descubre demasiado tarde que ha estado pagando intereses que superan con creces el importe financiado. Como indica el despacho Heras Sasot Abogados, especializado en este tipo de reclamaciones, es frecuente que las entidades no informen correctamente al cliente sobre:
- El tipo de interés anual (TAE) aplicado
- El impacto de elegir una cuota muy baja
- El tiempo real estimado de amortización
Este tipo de cláusulas, poco comprensibles para el consumidor medio, han sido calificadas como abusivas en varias sentencias. Si el contrato no fue explicado con claridad o no se facilitó toda la información necesaria, el afectado puede reclamar la nulidad del contrato y recuperar su dinero.
¿Cómo saber si puedes reclamar?
Si tienes una tarjeta revolving y no estás seguro de sus condiciones, es importante actuar cuanto antes. Revisa tu contrato, tus extractos y consulta con un abogado especializado. Desde Heras Sasot Abogados, ofrecen asesoramiento personalizado y gratuito para valorar si puedes reclamar lo pagado de más.
Conclusión: Las tarjetas revolving no son ilegales, pero mal gestionadas o mal informadas, pueden convertirse en una auténtica trampa financiera. Informarse, revisar el contrato y acudir a expertos es el primer paso para evitar —o salir de— esta espiral de deuda.
