La distribución de fruta en los colegios de Aragón ha desatado una fuerte polémica después de que se detectara el reparto de productos importados
La distribución de fruta en los colegios de Aragón ha desatado la polémica después de que se detectara el reparto de productos importados, como peras de Sudáfrica y naranjas de Egipto, en lugar de fruta de proximidad. Esta situación ha generado críticas tanto en el sector agrario como entre las asociaciones de madres y padres del alumnado, que cuestionan la coherencia de las políticas alimentarias escolares y la falta de apoyo al producto local.
La controversia surge en una comunidad autónoma con gran tradición frutícola y una de las principales zonas productoras de España. El hecho de que en pleno corazón del Valle del Ebro se estén repartiendo frutas procedentes de otros continentes ha sido interpretado por muchos como una afrenta al sector primario aragonés.
Diversas entidades agrarias y sociales han expresado su malestar por una situación que consideran injusta y perjudicial. Argumentan que, más allá del impacto económico, la decisión contradice los principios de sostenibilidad, salud y educación en valores que deberían regir el programa de fruta escolar. Además, se ha cuestionado la calidad de los productos entregados y su estado de conservación.
Desde la administración se ha señalado que las normas europeas de contratación pública no permiten primar el origen geográfico de los productos, lo que limita la capacidad de priorizar fruta de proximidad en las licitaciones. Sin embargo, el debate sigue abierto y gana fuerza la petición de una revisión del sistema para favorecer el consumo responsable y apoyar al tejido productivo local.
La polémica por el origen de la fruta en los comedores escolares de Aragón pone de relieve la necesidad de repensar los criterios de los contratos públicos y alinear las políticas educativas y alimentarias con la realidad del territorio.