Ingresos altos, cuentas vacías: el espejismo del buen verano

miguel angel diciembre

Artículo de nuestros colaborador Miguel Ángel Lacoma Cambra, economista especializado en finanzas y consultor financiero

Julio. Campaña a tope. Trabajo no falta. Camiones entrando y saliendo, gente echando horas como si no hubiera un mañana, y facturas que vuelan. Pero luego abres la cuenta del banco… y el dinero no está.

Te suena, ¿verdad?

A muchos les pasa: parece que les va bien porque están vendiendo mucho, pero no tienen ni un euro en la caja. Están en plena temporada alta, pero si mañana tuvieran que pagar algo imprevisto, no podrían. Y lo peor: ni siquiera se dan cuenta de que tienen un problema.

Facturar no es cobrar

Esto es lo primero que hay que entender. Da igual si vendes fruta, transportas mercancías o trabajas en una cooperativa: que factures mucho no significa que cobres pronto.

Tú entregas en julio… y cobras en septiembre. O en octubre. O cuando venga bien.

Y mientras esperas a cobrar, tú ya estás pagando:

  • nóminas,
  • gasoil,
  • talleres,
  • Seguridad Social,
  • cuotas del préstamo,
  • y lo que surja…

El dinero sale antes de entrar. Y eso es un problema de liquidez. No de esfuerzo. No de trabajo. De liquidez.

¿Y si el problema no fuera que cobras poco, sino que cobras tarde?

Es muy habitual confundirse: ves actividad, ves que el teléfono no para, ves que salen camiones… y te crees que todo va bien.

Pero si no vigilas la caja, te vas hundiendo sin darte cuenta. Y cuando llega septiembre, te toca correr: pedir pólizas, aplazar pagos, tirar de tarjeta… y ahí ya has perdido el control.

¿Qué puedes hacer ahora?

Nada de fórmulas mágicas. Solo sentido común y parar un momento a mirar:

  • Haz una previsión de cobros y pagos, aunque sea con boli y papel. Te ayudará a ver lo que viene.
  • Cobra al contado lo que puedas. Aunque sea una parte.
  • Si tienes que financiarte, que sea por anticipación, no por asfixia.
  • Y, por favor: no confundas estar hasta arriba de trabajo con ganar dinero. Son cosas muy distintas.

En resumen:

Julio no te perdona. Si no controlas la caja, el golpe te lo llevas en septiembre. Y entonces ya no vale echarle la culpa a la campaña, al banco o al cliente.

La liquidez no se improvisa. Se trabaja.

Deja una respuesta