Expertos en cronobiología ven más equilibrado el horario de invierno, mientras que el de verano cuenta con más apoyo social y se asocia a seguridad vial y beneficios turísticos
El cambio de hora de este otoño se producirá durante la madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre de 2025. A las tres de la madrugada los relojes deberán retrasarse una hora, pasando a marcar las dos. Con este ajuste se pondrá fin al horario de verano y se dará paso al horario de invierno, que permanecerá vigente hasta el último domingo de marzo de 2026.
Madrid, 23 de octubre de 2025 (Maldita.es – Verifica en WhatsApp +34 644229319).- Si se pone fin al cambio de hora bianual en marzo y octubre, España tendrá que decidir entre dos opciones: mantener el horario de invierno (UTC+1) o el de verano (UTC+2). Una comisión de expertas creada por el Gobierno en 2018 no alcanzó un consenso unánime sobre cuál sería el más conveniente, aunque parte de sus integrantes consideró que el horario de invierno ofrecía una exposición solar más equilibrada a lo largo del año. Sin embargo, el de verano es el preferido en las encuestas y podría aportar ventajas económicas y de seguridad vial. En su trabajo de 2019, la comisión de expertas para la reforma de la hora pidió evitar cualquier cambio “precipitado” sin consenso ni información suficiente para la ciudadanía.
Según el informe, el horario de invierno sería “el que proporcionaría una exposición más equilibrada entre la luz de la mañana y la de la tarde para la mayoría del territorio español, con la salvedad de las Baleares”. Esta postura es compartida por entidades como la Sociedad Española del Sueño y la Sociedad Europea de Ritmos Biológicos.
María de los Ángeles Rol de Lama, investigadora en Cronobiología de la Universidad de Murcia, explica a Maldita.es que su equipo elaboró simulaciones sobre la luz que reciben distintas ciudades españolas para analizar cómo influye en el sistema circadiano. “La luz de la mañana tiende a adelantar el reloj biológico y la de la tarde a retrasarlo. Vimos que el horario más equilibrado era el de invierno, excluyendo Canarias y Baleares”, indicó.
Este horario favorecería la sincronización entre el reloj interno y la jornada laboral o escolar, mejorando la calidad del sueño. También reduciría el retraso en la exposición solar de los escolares en regiones como Galicia, donde con el horario de verano no amanecería hasta cerca de las 10:00h en invierno.
El comité destacó que la luz matutina es “especialmente efectiva” al sincronizar el ritmo circadiano y ayudar a reducir síntomas depresivos. Además, la exposición solar en general se asocia a más actividad física, mejor salud cardiovascular y menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
El informe también analizó la conciliación laboral y la corresponsabilidad, sin llegar a una conclusión clara sobre qué horario la favorece. Aconseja no “demonizar” las horas de oscuridad ni “santificar” las de luz, recordando que los hábitos sociales y las actividades dependen también del clima o las estaciones.
Por otro lado, el horario de verano (UTC+2) presenta ventajas en cuanto a seguridad vial y el turismo. Según el informe de la comisión, disponer de más luz por la tarde podría reducir los siniestros viales, ya que entre el 30% y el 50% de los siniestros con víctimas ocurren en horas de oscuridad. “Es preferible disponer de más luz durante la tarde, ya que los desplazamientos se hacen con más fatiga por el cansancio de la jornada laboral”, recoge el documento.
También se señala un posible impacto económico en regiones turísticas del este de España, como Cataluña, Baleares o la Comunitat Valenciana. Menos luz vespertina —como ocurriría con el horario de invierno— podría afectar la actividad turística y el comercio. El Parlament de les Illes Balears defendió mantener el horario de verano todo el año, destacando beneficios “en ámbitos sanitario, económico, social y familiar”, además de posibles efectos positivos en el empleo y el consumo.
En cuanto a la opinión pública, las encuestas del CIS muestran un respaldo mayoritario al horario de verano: en noviembre de 2018 lo prefería el 65% de los encuestados, cifra que subió al 71% en abril de 2022 y se mantuvo en torno al 68% en noviembre de 2023.







