Artículo del consultor financiero Miguel Ángel Lacoma Cambra, sobre los problemas de insolvencia en las empresas
Hay una frase que escucho a menudo en mis reuniones con empresarios:
“En principio, vamos bien. No sobra, pero tampoco falta.”
Y detrás de esa frase suele haber una mezcla de intuición, experiencia y un vistazo rápido a la cuenta bancaria. Lo curioso es que muchas veces es cierto… hasta que deja de serlo. Porque cuando algo falla —una caída de ventas, un cliente que no paga, una inversión que no da el resultado esperado— la empresa se tambalea más de lo previsto. Y ahí es cuando surge la pregunta: ¿cómo no lo vimos venir?
El caso de una empresa que, en teoría, nunca falla
Hace unas meses trabajé con una empresa de las que “siempre van bien”. Una de esas que, por el tipo de servicio que ofrecen, todos daremos uso al menos una vez en la vida. Seria, consolidada, con buen nombre y siete empleados.
El análisis no vino motivado por una urgencia, sino por pura curiosidad del empresario, en un momento de relevo generacional. Querían ver “cómo estaban realmente”, sin más. No esperaban sorpresas.
Pero las hubo. Y gordas.
Al revisar con detalle las cuentas, detectamos un riesgo grave de insolvencia inminente. La empresa estaba operando al límite, viviendo del remanente, sin saber que el deterioro financiero ya era muy serio. Mientras durara la caja, todo parecía estable. Pero si no se tomaban medidas, el agujero se haría visible demasiado tarde.
La reacción del empresario lo decía todo:
“¿Y esto por qué no lo vimos venir?”
Lo que no se ve… hasta que se rompe
Muchas empresas funcionan bien, o eso parece, hasta que una variable se tuerce. Y entonces, el castillo de naipes se desmorona. No por falta de beneficio, sino por falta de liquidez o por decisiones tomadas a ciegas.
Y no se trata de mala gestión. Se trata de ir tan rápido que no da tiempo a pararse a mirar los números con calma. De fiarse de la intuición, que a veces acierta… pero a veces no.
Tener una estructura no garantiza tener control. Y tener beneficios no garantiza tener caja. Lo que marca la diferencia no es lo que haces cuando todo va bien, sino lo que sabes antes de que las cosas se tuerzan.
En este caso, se ha puesto orden en la contabilidad, y se ha definido un plan drástico de reducción de gastos, con objetivos claros y plazos realistas. Están a tiempo de darle la vuelta. Pero no sobraba ni un mes.
Una ayuda para mirarte por dentro sin coste
Por eso, desde hace unas semanas, estoy realizando análisis financieros detallados para empresas como esta, gracias a una subvención del Gobierno de Aragón que cubre el 100% del coste del servicio.
El análisis incluye el estudio completo del balance, cuenta de resultados y flujo de caja, además de un modelo de predicción de riesgos de insolvencia y una sesión estratégica personalizada para revisar los resultados y tomar decisiones.
Alguna empresa de la zona ya lo ha hecho, y el comentario más repetido ha sido: “No sabía que se podía ver tanto con tan pocos datos.”
Si tienes una empresa con cierta estructura, estás en Aragón y quieres saber si estás en el camino correcto o simplemente quieres anticiparte antes de dar un paso importante, escríbeme.
Porque a veces vamos bien… pero no lo sabemos.